sábado, 2 de octubre de 2010

POLONIA TRAICIONADA, 1939.1945. Cómo Churchill y Roosevelt entregaron Polonia a Stalin (I). Jorge Álvarez.

¿Por qué Polonia?

“En realidad Polonia había sido el motivo más urgente de la conferencia de Yalta y resultaría la primera de las grandes causas que provocaron la descomposición de la gran alianza.” (Winston Churchill)[1].

En Julio de 1943 el Liberator que debía llevar a Londres al presidente del gobierno polaco en el exilio, general Wladyslaw Sikorski, se estrelló nada más despegar de Gibraltar. De los 17 ocupantes del aparato, tan sólo el piloto sobrevivió. La muerte de Sikorski fue una de esas “muertes oportunas” que se suceden con bastante frecuencia en la Historia. En el momento en que aconteció, tan sólo los polacos lloraron la desaparición de su líder. Ninguno de sus aliados, ni Churchill ni Roosevelt, lo lamentaron realmente, y mucho menos aún Stalin. De hecho, los mandatarios anglosajones llevaban algunas semanas intentando reemplazar a Sikorski al frente del gobierno polaco de Londres.

¿Qué había ocurrido para que Churchill, el primer y entusiasta paladín de Polonia, el mayor protector del gobierno polaco en el exilio, el valedor diplomático principal que tenía Sikorski, de repente desease quitárselo de en medio? ¿Y qué empujó al presidente Roosevelt a considerar también a los polacos de Sikorski un estorbo? La razón de este cambio de actitud fue el pánico que les produjo a los dirigentes anglosajones la posibilidad de que la Gran Alianza, como Churchill llamaba a la coalición que luchaba contra Hitler, saltase por los aires a causa de la insuperable incompatibilidad entre los intereses polacos y los soviéticos.

La crisis de confianza que estalló entre los aliados a mediados de 1943 por la cuestión polaca no ha sido demasiado considerada por los historiadores y es, en consecuencia, bastante desconocida por el público, sobre todo en España. Sin embargo, esta crisis resultó decisiva en muchos aspectos que afectarían a las relaciones entre los aliados y a la configuración del mundo de la posguerra.

¿Por qué Polonia, un país que por entonces no era una potencia militar ni económica y que estaba ocupado por el enemigo y cuya distinguida aportación al esfuerzo bélico contra Hitler distaba de ser decisiva, se convirtió en la manzana de la discordia entre los aliados? Intentaremos aclararlo.


[1] Winston Churchill, The second World War, Triumph and Tragedy, Mariner Books, 1986, Vol. VI, p. 320.

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