jueves, 2 de febrero de 2012

HISTORIA DE LOS JUDÍOS, ESOS TIPOS TAN ENTRAÑABLES (XVI). Jorge Álvarez.



William Cecil y Oliver Cromwell. Dos tenaces enemigos de España a cuyo servicio se pusieron, con entusiasmo, los judíos expulsados de España y sus descendientes

Los judíos europeos acogieron pues la rebelión protestante contra la Iglesia con indisimulado júbilo. Las razones para ello eran muchas y de calado. Como ya hemos visto, los judíos consideraron a la religión cristiana, desde el principio, como una odiosa secta herética. Cuando fueron más fuertes, la intentaron exterminar con saña y, cuando la correlación de fuerzas se invirtió, adoptaron una hipócrita sumisión que nunca les impidió revolverse contra los cristianos cuando las circunstancias se tornaban propicias, como ocurrió en España en el 711, por ejemplo. La creciente expansión del cristianismo romano y germánico, cada vez más europeo y menos semítico, supuso un molesto freno a la prosperidad de las comunidades judías. La aparición de las órdenes de frailes mendicantes que denunciaban la complicidad de los nobles cristianos con los turbios negocios usurarios de los judíos contribuyó todavía más al declive de la riqueza de las aljamas. Ya vimos como durante la Edad Media, la presión de las masas cristianas más pobres fue obligando a reyes y príncipes a expulsar a los judíos de sus posesiones y como este período histórico llega a su fin con el acontecimiento de la expulsión - precedida por una multitudinaria conversión - de la comunidad judía de España.