viernes, 29 de abril de 2011

LITTLE BIGHORN, ISANDLWANA, ADUA... LOS DESASTRES COLONIALES (I). Jorge Álvarez

Introducción
(Artículo de Historia Militar)

 


¡Hay que dar una lección a esos salvajes! A estas frecuentes palabras, pronunciadas por algún coronel o general de servicio en ultramar, casi siempre seguía el comienzo de una campaña colonial. Estas campañas solían tener características comunes aunque tuviesen lugar en territorios muy lejanos y afectasen a naciones diferentes. Las fuerzas coloniales solían estar formadas por regimientos de soldados blancos y  por unidades de exploradores y soldados nativos reclutados en la colonia y dirigidos por oficiales blancos. Luchaban según los estándares de los ejércitos europeos de la época y con armamento moderno. Las fuerzas nativas insurgentes, por el contrario, solían luchar al estilo de lo que los europeos llamamos fuerzas irregulares. Aunque solían contar con una abrumadora superioridad numérica, su deficiente armamento y equipo, y su estilo de lucha individualista y anárquico las condenaban casi siempre a sufrir sangrientas derrotas.

miércoles, 27 de abril de 2011

EL CONFLICTO CON EL MUNDO ÁRABE (XIV). Jorge Álvarez

La política de Estados Unidos en el conflicto árabe-israelí después de Eisenhower.


Hasta 1946 el problema de Palestina apenas había ocupado al Departamento de Estado norteamericano. Como ya vimos, este espinoso asunto entra de golpe en su agenda con la aparición en escena de los refugiados judíos y de la propuesta de partición del mandato británico. Después de que Truman apoyase diplomáticamente a los sionistas, la cuestión de Palestina en los Estados Unidos pasó de nuevo a un segundo plano. A fin de cuentas los judíos habían ganado la guerra de 1948 con armamento suministrado por el bloque comunista y el Estado de Israel se había consolidado.

lunes, 25 de abril de 2011

HISTORIA DE LOS JUDÍOS, ESOS TIPOS TAN ENTRAÑABLES (XIX). Jorge Álvarez

La expulsión de los judíos de España (I)


Las conversiones masivas de este período de transición del siglo XIV al XV generaron en España un fenómeno nuevo y único en Europa, el de los marranos, falsos conversos o judaizantes. Es cierto que en todas partes y en ciertos momentos, algunos judíos habían optado por la conversión. Pero se trataba siempre de casos aislados. Sin embargo, la magnitud que las conversiones alcanzaron en España no se dio nunca en ningún otro lugar. De pronto, España se encontró con unos cien mil cristianos nuevos que, por efecto de su conversión, pasaban a ser súbditos de la corona castellana o aragonesa en igualdad de derechos con los cristianos viejos. Las restricciones que pesaban sobre los judíos a la hora de desempeñar ciertas profesiones y cargos públicos no se podían aplicar ya a los conversos. Y muchos de éstos prosperaron de nuevo económica y socialmente. Pero junto estos cristianos de nuevo cuño seguía existiendo una comunidad judía que se había mantenido aferrada a la fe mosaica y que no había elegido la vía del exilio. Los conversos en muchos casos mantenían abundantes e intensos contactos con ellos. Fue bastante habitual que dentro de una misma familia algunos miembros se hubiesen convertido y otros no. Y, a pesar de los reproches que los judíos podían hacer a sus familiares conversos, muchas veces los lazos afectivos se mantenían intactos.

jueves, 14 de abril de 2011

LOS ESTADOS UNIDOS Y EL COMUNISMO. HISTORIA DE UN COMPADREO (XI). Jorge Álvarez


A la guerra por la puerta de atrás


Poco a poco los Estados Unidos se fueron involucrando de una forma cada vez más peligrosa en el conflicto que por entonces era sólo europeo. El gobierno norteamericano se dedicaba a violar sistemáticamente todas las normas del Derecho Internacional interviniendo decisivamente en una guerra a favor de un bando aprovechándose de un estatus de neutralidad. Sin contar con la aprobación del Congreso decidió que la marina norteamericana patrullase el Atlántico Occidental y comunicase a los británicos cualquier avistamiento de aviones o submarinos alemanes. Meses después, en Septiembre de 1941 ordenó sin más a los buques americanos disparar a la vista de cualquier submarino alemán que encontraran en su camino hasta la altura de Islandia. [1] La intención de Roosevelt era evidente. Durante la Primera Guerra Mundial había sido vicesecretario de la Armada en el gobierno Wilson y había participado en el plan de provocación a los submarinos alemanes para forzar un “casus belli” apropiado. Ahora estaba decidido a desatar una guerra de nervios en el Atlántico a la espera de que algún U-Boot alemán provocase un incidente lo suficientemente grave para arrastrar al aún aislacionista pueblo americano hacia la guerra. Los comandantes de los submarinos alemanes vivían una situación surrealista que les situaba como blancos de un enemigo al que no podían responder porque teóricamente era neutral. Cualquiera puede imaginarse la frustración que podían sentir los comandantes de los submarinos alemanes que eran atacados con cargas de profundidad por destructores americanos sin poder defenderse. Mientras el gobierno americano hacía una utilización fraudulenta de su aparente neutralidad violando el Derecho Internacional, el alto mando de la Armada alemana, siguiendo instrucciones del cuartel general del Führer, ordenaba a todos sus submarinos que se abstuviesen de responder al fuego de los buques americanos. Este juego de nervios iba a durar más de lo que Roosevelt suponía pues, salvo en algún caso aislado, los submarinos alemanes no mordieron el anzuelo. Pero a Roosevelt le quedaba aún otra carta oculta en la manga. Él y su camarilla llevaban tiempo estudiando un plan para entrar en la guerra contra el Eje por la puerta de atrás. Este plan pasaba por ahogar al Imperio Japonés económicamente hasta forzarle a cometer alguna imprudencia. El cinismo con el que el gabinete Roosevelt abordó esta conspiración raya en lo inaudito y es digno de ser analizado con cierta extensión.
  

lunes, 11 de abril de 2011

POLONIA TRAICIONADA. Cómo Churchill y Roosevelt entregaron Polonia a Stalin (XVIII). Jorge Álvarez.

Molotov deja en evidencia a Churchill



Del 12 al 16 de Septiembre de 1944, los dos dirigentes anglosajones se reunieron de nuevo. La conferencia tuvo lugar una vez más en Quebec (nombre en clave “Octagon”). En su transcurso se tomaron algunas decisiones sobre el futuro de Alemania, en base al plan presentado por Henry Morgenthau, secretario de Hacienda de Roosevelt. Pero, lo que ocurrió con el “Plan Morgenthau” cae fuera del objeto del presente estudio. Sin embargo, por lo que respecta a Polonia, resultó llamativo que el asunto prácticamente ni se plantease. Y ello a pesar de que, mientras tenían lugar las sesiones, los alemanes estaban literalmente aplastando bajo los escombros a los últimos resistentes del Armia Krajowa y el Ejército Rojo seguía sentado a las puertas de Varsovia contemplando el espectáculo pasivamente. Siguiendo una vez más a Laurence Rees:

“La trascendencia de aquel encuentro radica, en un principio, en algo que no llegó a discutirse con pormenor. Pese a que los insurgentes varsovianos seguían combatiendo y pidiendo a gritos ayuda con más intensidad, el destino de Polonia y las intenciones que abrigaba Stalin respecto del futuro de la nación no se encontraban entre los puntos más relevantes de las conversaciones. Roosevelt, como de costumbre, había optado por abordar tan desagradable realidad política haciendo caso omiso de ella. La lucha que mantenía el Armia Krajowa en el interior de Varsovia, como la muerte de los polacos en el bosque de Katyn, no pasaba de ser un borrón, inoportuno y, sin duda, lamentable, echado en el vasto lienzo del conflicto; y él era un hombre de altas miras, poco dispuesto a detenerse en insignificancias.”[1]

jueves, 7 de abril de 2011

LA BANDA DEL TESORO (VII). Jorge Álvarez

El Plan Morgenthau: el plan de Harry Dexter White (II)


El general "Ike" Eisenhower

En algún momento de Julio o Agosto de 1944 Morgenthau decidió investigar sobre el terreno las intenciones de las altas personalidades militares norteamericanas y de los dirigentes políticos británicos para ir allanando el camino que debería desembocar en una política de posguerra implacable hacia Alemania y el pueblo alemán. En consecuencia, planeó un viaje a Gran Bretaña acompañado de un reducido séquito, su confidente Harry Dexter White y otros dos funcionarios del Tesoro, Josiah DuBois y Fred Smith. A estos últimos debemos algunas revelaciones acerca de esta misteriosa gira que la inmensa mayoría de los historiadores, a pesar de su enorme trascendencia política, ha preferido pasar por alto.

lunes, 4 de abril de 2011

HISTORIA DE LOS JUDÍOS, ESOS TIPOS TAN ENTRAÑABLES (XVIII). Jorge Álvarez

Los tumultuosos sucesos de 1391.
El principio del fin de la colonización hebrea de España.


¿Tenían otras opciones los hebreos? A esta pregunta rara vez responden los historiadores judíos. Pero sí las tenían. Hemos visto que en  el siglo XIII, por la misma época en la que en Inglaterra, Francia o Alemania los judíos comenzaban a tener serios problemas con sus vecinos cristianos, en España vivían una edad dorada de paz y prosperidad al amparo de los reyes que colonizaban extensos territorios reconquistados. No hay cifras exactas, pero sí sabemos que muchos judíos que emigraron de las persecuciones del Norte de Europa recalaron en España. Y también sabemos que aquí, en aquella época, no tenían impedimentos para dedicarse a la agricultura, o a cualquier otra profesión a la que se dedicaban los cristianos. Sin embargo, tanto los judíos que habían sido expulsados de Al Andalus a la llegada de los almohades, como los que fueron expulsados de sus comunidades en Francia o Alemania, al llegar a la tolerante España cristiana, no optaron por convertirse en agricultores; decidieron, libremente, seguir dedicándose a lo que más les gustaba, servir de agentes de los poderosos para amasar fortunas rápidas y sin esfuerzo.