La expulsión de los judíos de España IV
Manuel I de Portugal
Retornando al momento histórico de la expulsión conviene explicar cuál fue el destino de los exiliados. Los estudios históricos mejor documentados y más recientes han ido echando abajo muchos mitos que hasta hace bien poco se tenían por ciertos. El primero, como ya vimos, el del número de expulsados, muy por debajo del que los historiadores judíos y algunos anglosajones solían fijar. Pero otro hecho tradicionalmente silenciado y que se ha ido abriendo paso es el de los exiliados retornados y convertidos. Muchos de los escasamente cuarenta mil judíos que optaron por el exilio antes que la conversión, acabaron, al cabo de pocos años, en muchos casos sólo algunos meses y después de nefastas experiencias en territorios musulmanes del Norte de África, retornando a España para abrazar el cristianismo y rehacer su vida en sus antiguos hogares ibéricos. De esta forma, la cifra de judíos que finalmente se quedaron y eligieron la apostasía es aún mayor de la que cabía pensar. Sin ningún género de dudas, se puede afirmar que aproximadamente tres de cada cuatro judíos hispanos se convirtieron al cristianismo en 1492 y en los meses siguientes. Si bien es cierto que muchas conversiones fueron fingidas y que muchos siguieron practicando el judaísmo en la clandestinidad, no es menos cierto que muchas otras conversiones fueron sinceras y que, además, con el paso del tiempo, el criptojudaísmo fue desapareciendo y muchísimos descendientes de falsos conversos acabaron siendo católicos devotos, olvidando por completo su origen judío y contribuyendo a la defensa de su Fe y de su Patria con el mismo celo que los cristianos viejos. Naturalmente, esto es algo que los judíos siempre han preferido ocultar.