El pasado lunes 6 de Mayo
Esperanza Aguirre publicó en el diario ABC La
vida de los otros, un artículo en el que vierte unas cuantas reflexiones
sobre el totalitarismo nazi y comunista y sobre el antisemitismo. Le inspiró
este artículo la lectura del libro Bajo
una estrella cruel. Una vida en Praga, 1941-1968, de la escritora judeo-checa
Heda Margolius. Después de una primera parte dedicada a equiparar, sin la más
mínima originalidad y sin ningún rigor, la naturaleza liberticida y criminal de
nazismo y comunismo, entra en el fangoso asunto del supuesto antisemitismo
comunista:
Pues bien, Heda
Margolius Kovály (de soltera, Bloch) era checoslovaca y judía. Y en este libro
impresionante cuenta cómo, bajo la ocupación alemana, fue deportada y llevada a
Auschwitz, donde los nazis exterminaron a toda su familia, cómo, a base de
coraje, logró escapar de milagro, y cómo, acabada la guerra, recuperó a su
primer marido, Rudolf Margolius, también judío y que también había sobrevivido
milagrosamente al Holocausto. Cuenta cómo empiezan a rehacer su vida en Praga,
y cómo su marido y ella deciden entrar en el Partido Comunista, movidos en
parte por el agradecimiento hacia los soviéticos, que eran los que habían
liberado Checoslovaquia de la tiranía nazi.
A partir de ahí comienza
el infierno de las persecuciones y de las humillaciones a las que el Partido
Comunista les sometió a ellos y a su país, que había sido muy próspero y que,
con los comunistas, acabó bordeando la miseria. Y comienza el infierno, paradójicamente,
con el ascenso de su marido en la jerarquía del Gobierno comunista y tiránico
de Klement Gottwald, donde llega a ser secretario de Estado de Comercio
Exterior.
Hasta que en 1952 es
secuestrado, detenido, aislado y juzgado en la farsa de juicio que le llevó a
la horca en diciembre de ese año, junto a otros 11 altos dirigentes, a los que
se les obligó a autoacusarse de haber cometido el crimen de trabajar para el
capitalismo en uno de los que ahora conocemos como «procesos de Praga». Y para
los que aún duden del antisemitismo de los comunistas de aquellos años, bastará
con el dato de que, de los 14 dirigentes que fueron juzgados junto a Margolius,
11 eran judíos que habían sobrevivido de milagro al Holocausto.