viernes, 28 de marzo de 2014

LITTLE ROCK, CATALUÑA. Jorge Álvarez.


 
 
 
 
 
En 1957, en el instituto de enseñanza secundaria de Little Rock, capital del estado sureño de Arkansas, tuvo lugar un famosísimo incidente.

De acuerdo con la doctrina establecida por la Corte Suprema en 1954, la segregación racial en las escuelas, una práctica hasta entonces habitual en muchos estados del Sur, era declarada anticonstitucional.

El 4 de Septiembre, al comienzo del curso, nueve estudiantes de raza negra acudieron al instituto Little Rock Central High School. Grupos de manifestantes blancos, apoyados por unidades de la Guardia Nacional de Arkansas, enviada por el gobernador del estado Orval Faubus, empleando coacciones y amenazas, impidieron a estos nueve chicos acceder al centro. En los días siguientes, no intentaron regresar.

martes, 11 de marzo de 2014

55 DÍAS EN TONKÍN (I). Jorge Álvarez.


LX aniversario de la batalla de Dien Bien Phu.
 

Hace ahora sesenta años, a comienzos de la primavera de 1954, comenzaba el asalto de las fuerzas del Viet Minh sobre las posiciones defendidas por paracaidistas y legionarios franceses en un remoto paraje del Norte de Vietnam.

Los franceses habían incorporado a su Imperio la parte oriental de la península de Indochina en el siglo XIX, que incluía los territorios de Cochinchina, Annam y Tonkín – el actual Vietnam –  Laos y Camboya.

Durante la etapa final de la Segunda Guerra Mundial el gobierno norteamericano decidió prestar apoyo militar a la guerrilla del Viet Minh, de obediencia comunista, para que combatiese a los japoneses que ocupaban el país. El Viet Minh, como es lógico, aspiraba no solo a expulsar a los japoneses de Viet Nam, sino también a impedir que los franceses volviesen a hacerse cargo del país después de la derrota de Japón. A través de la OSS (Oficina de Servicios Estratégicos), la precursora de la CIA, los norteamericanos instalaron un campo de adiestramiento militar para el Viet Minh y le suministraron importantes cantidades de armamento moderno.

 

domingo, 2 de marzo de 2014

CONTRA LA ÉTICA DEL TRABAJO. Jorge Álvarez.

 
Me acabo de encontrar con una noticia en "El Mundo" en su versión digital. Se titula "Hacia el mundo feliz de los robots" y entre otras cosas, dice.

"Muy pronto habrá máquinas capaces de llevar a cabo tareas que hoy por hoy sólo están al alcance de los seres humanos."


La lectura de esta noticia me llevó a desempolvar un viejo libro muy subrayado, que leí hace catorce años y que me había hecho reflexionar sobre cosas que antes nunca había pensado. Siempre tuve la intención de escribir algo al respecto, pero nunca encontraba la ocasión. La noticia cuyo enlace abre este artículo, fue el detonante.

Se trata de un ensayo titulado “El Progreso Decadente. Repaso al siglo XX”.  
Este ensayo publicado en el año 2000, ganó el Premio Espasa de Ensayo de ese año. El autor es Luis Racionero, un personaje por el que, ideológicamente, no siento ningún aprecio.

Me llamó la atención según lo leía, el optimismo racionalista que irradiaba el libro que tenía entre mis manos.

Pero, algunas de las optimistas reflexiones que Racionero plasmaba, tenían bastante lógica.