viernes, 28 de marzo de 2014

LITTLE ROCK, CATALUÑA. Jorge Álvarez.


 
 
 
 
 
En 1957, en el instituto de enseñanza secundaria de Little Rock, capital del estado sureño de Arkansas, tuvo lugar un famosísimo incidente.

De acuerdo con la doctrina establecida por la Corte Suprema en 1954, la segregación racial en las escuelas, una práctica hasta entonces habitual en muchos estados del Sur, era declarada anticonstitucional.

El 4 de Septiembre, al comienzo del curso, nueve estudiantes de raza negra acudieron al instituto Little Rock Central High School. Grupos de manifestantes blancos, apoyados por unidades de la Guardia Nacional de Arkansas, enviada por el gobernador del estado Orval Faubus, empleando coacciones y amenazas, impidieron a estos nueve chicos acceder al centro. En los días siguientes, no intentaron regresar.


El día 20, la justicia decretó que el gobernador Faubus había utilizado a la Guardia Nacional para vulnerar la Ley, no para protegerla y le obligó a retirarla. Los estudiantes negros volvieron al instituto y, a pesar de ser acosados por las turbas, consiguieron entrar… La presión de los manifestantes fue en aumento y la policía local no pudo (o seguramente no quiso) atajarla y finalmente los jóvenes negros fueron sacados del instituto por la puerta trasera. A todo esto, Little Rock había concitado la atención de los medios de comunicación que retransmitían en directo minuto a minuto todos los incidentes.

El 24 de Septiembre, harto del abierto desafío a la legalidad de las autoridades de Arkansas, el presidente Eisenhower ordenó a la 101ª división aerotransportada, Screaming Eagles, una de las unidades de élite más prestigiosas del Ejército, con amplia y muy reciente experiencia de combate en la Segunda Guerra Mundial, desplegarse en Little Rock para hacer cumplir la Ley Federal. El día 25, los nueve estudiantes negros, ante las cámaras de multitud de periodistas, accedieron al Little Rock Central High School escoltados por paracaidistas del 101ª armados con fusiles.



Finalmente, los estudiantes negros se graduaron.

Al presidente Eisenhower no le tembló el pulso a la hora de enviar tropas a una parte del territorio de los Estados Unidos cuyas autoridades se habían declarado en rebeldía. Los soldados se desplegaron por Little Rock con uniforme y armamento de campaña para hacer cumplir la ley y garantizar el derecho de los nueve estudiantes negros a estudiar en el instituto de Little Rock junto a los estudiantes blancos. Porque así lo dictaba la Ley.
 
 
 
En España, a pesar de que el Tribunal Supremo ha declarado que el modelo escolar de Cataluña, que impide a los niños que así lo desean estudiar en español, es abiertamente anticonstitucional, las autoridades catalanas han actuado y siguen actuando exactamente igual que las de Arkansas. Pero aquí, el presidente, es Rajoy.

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