jueves, 6 de agosto de 2015

HISTORIA DE LOS JUDÍOS, ESOS TIPOS TAN ENTRAÑABLES (XX)

Breves reflexiones demográficas.



Entre el siglo XVIII y principios del XX la judería europea experimentará una expansión demográfica espectacular. Durante algo más de mil años, entre el siglo IV y el siglo XVIII, la población judía mundial se mantuvo estable en torno al millón de individuos. Pero desde finales del siglo XVIII hasta principios del XX, es decir, unos 250 años, creció hasta los 12 millones.[1]

La población judía presenta una evolución demográfica bastante curiosa. Parece evidente que experimentó un crecimiento notable, hasta alcanzar los dos millones de individuos con la época de apogeo del reino de Israel durante la dinastía de la Casa de Omrí. Y que decayó notablemente cuando el reino fue arrasado por los asirios en el 722 antes de Cristo. Con la instauración del reino Asmoneo volvió a crecer y, curiosamente, alcanzó el mayor pico, unos cuatro millones, durante la ocupación romana. Con la aparición y expansión del cristianismo y las masivas conversiones la población judía vuelve a caer hacia el año 200 después de Cristo hasta quedar por debajo del millón. Y durante más de mil años permanecería estable en torno a ese millón de individuos.


Hasta bien entrada la Edad Media no existía la distinción entre judíos sefardíes y askenazíes. Estos últimos surgieron de las primeras comunidades judías que se establecieron en torno al Rin entre el final del imperio romano y hasta el siglo IX o X, procedentes de Italia y del Sur de Francia. Se supone que estos judíos habían emigrado hasta Europa directamente desde Palestina en la época romana. Los sefardíes en cambio llegaron a España mayoritariamente de la mano de los invasores musulmanes a través del Norte de África y en su mayoría no tuvieron como punto de partida Palestina, sino Mesopotamia. Como ya vimos, la comunidad sefardí fue la más numerosa y próspera hasta principios del siglo XV, la época de las conversiones masivas. Las expulsiones de España primero y Portugal después solo afectaron a una pequeña parte de lo que había sido la judería hispana. Durante la larga época de estabilidad demográfica no había grandes diferencias cuantitativas entre los judíos sefardíes, los askenazíes y los orientales, es decir, los que siempre habían vivido fuera del orbe romano. Pero, a partir del último tercio del siglo XVIII, cuando la población judía comenzó a crecer a un ritmo nunca antes conocido, serán los askenazíes los que lideren esta explosión. Hoy en día se estima que la población sefardí es de unos dos millones mientras la askenazí sobrepasa los doce.

Una gran parte de los judíos del Rin emigró hacia el Este durante el siglo XV. En 1490 había una población judía en el Oeste de Europa que sobrepasaba el medio millón de individuos mientras que en el Este de Europa rondaba los noventa mil. En 1700 la proporción era la inversa, casi seiscientos mil judíos vivían en el Este de Europa y poco más de cien mil en el Oeste.

Si analizamos la evolución de la población judía, sus flujos migratorios y los contextos históricos en los que se producen, podemos encontrar unas pautas bien definidas.

Los judíos mientras no fueron más que un minúsculo pueblo semítico establecido en un igualmente minúsculo territorio tuvieron dos momentos de relativo crecimiento, que coincidió con dos (o según se mire tres) períodos de estabilidad y relativo poderío. El primero fue el del reino de Israel y el segundo el de la época herodiana. Realmente, ninguno de estos dos reinos era judío. Como ya vimos, el reino de Israel era religiosamente ecléctico y el herodiano, aunque nominalmente judío, estaba regido por una dinastía idumea (árabe) a la que la mayoría de los judíos, por una cuestión puramente racial, odiaba. En el declive del poder herodiano se superpuso el poder romano, durante el que se produjo un espectacular crecimiento de la población judía, que llegó a rondar los cuatro millones y medio de individuos.

Esto significa que la población judía de Palestina nunca creció significativamente bajo el poder judío. Durante la supuesta época de los míticos reinos de David y Salomón no hubo un crecimiento de la población. Y el tímido crecimiento de la época macabea se debe fundamentalmente a la expansión militar del reino y a la imposición forzosa de la religión judía a idumeos y galileos.

La caída de población judía desde los más de cuatro millones hasta el millón no se debe en absoluto a las revueltas contra Roma del 70 y del 130, porque el descenso, en ese caso, fruto de una atroz represión, habría sido fulminante y las estadísticas de las que disponemos demuestran lo contrario. La población judía no cae en picado ni en el 70 ni en el 130. Desciende a lo largo de tres siglos y llega a su nivel más bajo justo en el momento, siglo IV, en el que el cristianismo es la religión del Imperio. Resulta evidente que la inmensa mayoría de los judíos de Palestina fueron convirtiéndose al cristianismo en los primeros siglos de nuestra era, tal y como señalan con evidente acierto los estudios más recientes[2].

Si para el siglo IV nos encontramos ya una población judía que rondaba el millón de individuos y resulta absolutamente evidente que los romanos no mataron a los más de tres millones que vivían tres siglos antes, no podemos más que colegir que esos judíos se convirtieron en otra cosa. Es decir, en cristianos.

Y si tenemos en cuenta que mucho antes de las revueltas contra Roma ya había muchos judíos en la Diáspora (lo sabemos por muchos documentos de la época, pero también por las cartas de San Pablo) y también sabemos que el núcleo de judíos mesopotámicos siempre se mantuvo bastante estable, no es difícil deducir que la inmensa mayoría del millón de judíos que subsistían en el mundo hacia el siglo V jamás había pisado Palestina.

Volvamos al siglo XVIII. La irrupción del mercantilismo supuso una oportunidad única para que los judíos pudiesen comenzar a prosperar como nunca en las actividades a las que desde siglos atrás se habían dedicado con éxito indiscutible pero con escasa aceptación social.

“En el siglo XVII existían solamente dos áreas principales habitadas por un número significado de judíos, la del reino de Polonia-Lituania y la del imperio otomano.”

Sin embargo, durante el siglo XVII y XVII algunos judíos askenazíes atraídos por el triunfo de las ideas mercantilistas, comenzaron a regresar a occidente.

“Eran muy pocos, pero representaban el comienzo de una gran cambio de dirección en la emigración judía. En lugar de ir errantes hacia los países del Este, económicamente atrasados y escasamente poblados, donde su principal función era la colonización urbana, la administración de propiedades, la atención de posadas y el pequeño comercio, se dirigieron hacia los núcleos occidentales de capitalismo ascendente. Esta orientación constituyó el comienzo de una modificación decisiva, no solamente de la dispersión geográfica de los judíos sino principalmente de su actividad económica en los tiempos modernos. Constituyó la etapa preparatoria para la importancia que habrían de adquirir en la vida económica, social y espiritual de Europa durante los siglos XIX y XX.”[3]




[1] Extraigo los datos demográficos de la obra de Sergio DellaPergola y Judith Even, Some Fundamentals of Jewish Demographic History, Universidad Hebrea de Jerusalén, 2001.
[2] Maristella Boticcini y Zvi Eckstein, Los pocos elegidos. La influencia decisiva de la educación en la historia del pueblo judío, 70-1492, Antoni Bosch editor, 2014.
[3] H.H. Ben-Sasson- Shmuel Ettinger, op. cit., pp. 867-868.

2 comentarios:

  1. De lo leído me surge una pregunta. El problema judío ¿es una cuestión racial o "solamente" ideológico - religioso?. Yo siempre me he inclinado por lo segundo (compárese a Paul Newman con Menahem Begin, por poner un ejemplo); en cualquier caso, la respuesta que demos a esta cuestión tiene más alcance del que parece. A la vista del artículo, me parece más un asunto ideológico que de raza, pero expertos hay.

    ResponderEliminar
  2. Es un tema que da para mucho. Básicamente los judíos no son más que unos árabes que se inventaron un dios (Yahvé) exclusivo. La unión de un dios a un pueblo conforma el "ser" judío. De esta forma se produce ese tipo endogámico que es el judío. No había una raza judía propiamente dicha hace dos mil años, pero el paso de los siglos y la casi nula mezcla de los judíos con otros pueblos, han creado una especie de subtipo genético. Los estudios más recientes apuntan a que los judíos en general presentan unos rasgos genéticos propios que los diferencian de otros semitas. Por ejemplo, Israel solo puede sobrevivir como estado judío si los israelíes asumen que son un pueblo elegido. Aunque muchos jóvenes israelíes no pisen la sinagoga más que en las fiestas más señaladas, si olvidan lo que son y de dónde vienen, su Estado morirá. No sé si contesto a tu pregunta o más bien siembro confusión.

    ResponderEliminar