martes, 24 de marzo de 2015

UN INTERESANTE LIBRO SOBRE LA DEDICACIÓN DE LOS JUDÍOS A LA USURA. Jorge Álvarez.




No dejo de leer todo lo que puedo acerca de la Historia de los entrañables judíos para mi inconclusa obra sobre estos simpáticos sujetos.
 
Es un dogma bien establecido por los historiadores hebreos y sus colegas gentiles que la única razón por la que los judíos de la diáspora se convirtieron en prestamistas y recaudadores de impuestos fue la prohibición que los gobernantes cristianos les impusieron para poseer tierras y cultivarlas.

En el capítulo que dedico a la Edad Media, sostengo que esto, por más que comúnmente aceptado por la comunidad académica, es totalmente falso.


Cito ejemplos en los que en diferentes lugares y momentos de la antigüedad, los judíos no tenían prohibida ninguna actividad económica y, sin embargo, se dedicaban siempre con entusiasmo y éxito al préstamo usurario y a la recaudación de impuestos, junto a otras actividades, como la medicina y el comercio, que en general compatibilizaban con las dos primeras.


Es mentira que los judíos se dedicasen desde antiguo a estas actividades porque los gentiles les obligaban a ello. Sin embargo, era poco menos que imposible encontrar algún estudio sobre este tema que reconociese este hecho y no pudiese ser calificado de antisemita o poco riguroso.


Acaba de caer en mis manos (gracias a la lectura previa de "Una herencia incómoda. Genes, raza e historia humana de Nicholas Wade")  el ensayo The Chosen Few: How Education Shaped Jewish History, 70-1492: How Education Shaped Jewish History, 70-1492 (The Princeton Economic History of the Western World) de Maristella Botticini y Zvi Eckstein. Ambos son reputados economistas y Zvi Eckstein es israelí. Este ensayo ganó el Winner of the 2012 National Jewish Book Award in Scholarship y fue editado por The Princeton Economic History of the Western World.



Se trata de un estudio reciente, premiado por instituciones judías y editado por la Universidad de Princeton. Evidentemente, no estamos ante un ensayo sospechoso de antisemitismo. Sobre todo, porque la tesis de este libro es muy del gusto de la judería. A saber, los judíos prosperaron con un éxito muy superior a los demás pueblos desde la antigüedad porque, después de la destrucción del Segundo Templo por las legiones de Tito en el año 70, el triunfo de la versión rabínica farisea sobre la saducea, impuso a los judíos un modelo religioso basado en el estudio de la Torá y la Mishná (el proto Talmud) lo que convirtió a los hebreos en una minoría alfabetizada en medio de un mundo de campesinos analfabetos. La educación fue la razón de su triunfo.

Es muy interesante la tesis que sostienen de que la mayoría de los judíos rurales se negaron a enviar a sus hijos a las escuelas rabínicas porque los necesitaban para ayudar en las labores agrarias y que este cambio de paradigma en el judaísmo coincidió con la predicación de San Pablo, que ofreció a las comunidades judías rurales de Palestina y de la Diáspora un modelo relajado de “judaísmo”, el cristianismo, que no les obligaba a enviar a sus hijos a las escuelas rabínicas. Según Botticini y Eckstein la población judía se redujo de forma asombrosa desde cinco millones y medio hacia el año 70 hasta poco más de un millón hacia el 650. En Palestina, por ejemplo, en ese mismo período, la población judía (incluyendo a los “dudosos samaritanos”) bajó de un millón doscientos mil individuos a poco más de cien mil. Y, sin embargo, en ese mismo período la población cristiana aumentó más del doble. La única razón de este descenso fue la conversión masiva al cristianismo.

Botticini y Eckstein echan por tierra dos mitos clásicos de la historiografía judía, el primero, que los judíos desaparecieron de Palestina por la represión romana y el segundo, que se vieron obligados a dedicarse al préstamo por las restricciones que les impusieron los gobernantes gentiles. Vayamos a esta parte, crucial porque, tal y como yo siempre he defendido, es totalmente falsa.

¿Qué dicen Botticini y Eckstein al respecto?

“Muchos fueros promulgados a comienzos del medievo (desde mitad del siglo IX al siglo XIII) indican que los soberanos invitaban a los judíos a afincarse en sus territorios para estimular el desarrollo de la artesanía y el comercio (véase el capítulo 7). Como bien ha documentado Toch, los primeros fueros medievales, y también las actas judiciales y los responsa rabínicos, confirman que a los judíos de Europa se les permitía poseer tierras y que muchos de ellos, sobre todo en Italia, el sur de España, el sur y el centro-oeste de Francia, y Alemania, poseían campos, huertos y viñedos, y transferían e hipotecaban propiedades bienes raíces. De haber querido, habrían podido dedicarse a la agricultura, como la mayoría de la población de la Europa medieval. Las restricciones al derecho de los judíos a poseer tierra empezaron a aparecer en algunos fueros promulgados entre la Baja Edad Media y los comienzos de la Edad Moderna, cuando los judíos ya llevaban siglos especializados en los oficios artesanales, el comercio, el préstamo pecuniario y la medicina. Dado que estas restricciones aparecieron siglos después de que los judíos hubiesen abandonado la agricultura, es evidente que no sirven para explicar por qué los judíos europeos emprendieron esas otras actividades y destacaron en ellas.”

Así pues, resulta evidente que, como tengo escrito en mi libro “Historia de los Judíos, esos tipos tan entrañables”, nadie obligó a estos sujetos a dedicarse a lo que se dedicaron.

No obstante, siendo cierto que la muy superior alfabetización de los judíos con respecto a las masas gentiles entre las que vivían les facilitaba triunfar en el mundo de la especulación y la usura, no es menos cierto, como también señalo en mi ensayo y, en esto no coincido con Botticini y Eckstein, que su especial desprecio hacia los gentiles les ayudó mucho a prosperar abusando de su ignorancia sin el más mínimo remordimiento. Como hasta el mundo actual, en el que además, de la mano de sus aliados calvinistas, han impuesto a casi todo el mundo, incluida la casi extinta cristiandad católica, sus repugnante estilo de vida.



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