martes, 25 de septiembre de 2012

LEGIÓN CÓNDOR. ACTO DE REPARACIÓN A UN ULTRAJE.




El sábado 29 de Septiembre a las 13 horas, la Asociación In memoriam Juan Ignacio, junto con otras dos organizaciones patriotas, convoca un acto de desagravio a la Legión Cóndor. ¿Por qué un acto de desagravio? Por la sencilla razón de que en el cementerio de la Almudena de Madrid, en el que están enterrados ocho aviadores de esta unidad, había una placa que decía en alemán: “Aquí descansan los restos de aviadores alemanes caídos por una España libre”, y debajo, en español: “Aviadores alemanes muertos por Dios y por España ¡Presentes!”. El texto en español y el texto en alemán estaban separados por el emblema de la aviación española, tal y como se aprecia en la fotografía.

El PSOE de Madrid instó al ayuntamiento a retirar esta placa en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Ante la pasividad del entonces alcalde Ruiz Gallardón, los socialistas madrileños instaron a la embajada de la República Federal de Alemania a que borrase los “ignominiosos” textos de la lápida. En Abril de este año, la embajada alemana procedió a satisfacer la exigencia de los socialistas, y la placa fue borrada.
Ahora, dentro de cinco días, un grupo de patriotas españoles, ha decidido hacer un homenaje, un acto de reparación, a estos aviadores alemanes que murieron en España para ayudar al Ejército Nacional a derrotar al frente izquierdista-separatista.  
La Legión Cóndor, para la mayoría de la chusma indocumentada e intelectualmente perezosa y cobarde, es decir, para la mayoría de los demócratas que por el mundo vegetan, es sinónimo de una barbarie y de un terror que están perfectamente plasmados en el bombardeo de Guernica, que Picasso supuestamente inmortalizó en su famoso lienzo.
Dejando de lado la polémica ya superada de las víctimas mortales del bombardeo, no más de 126 según los estudios más novedosos y fiables efectuados, incluso en el ámbito del nacionalismo vasco, lo que resulta evidente es que esta acción en la que la Legión Cóndor estuvo involucrada fue hábilmente manipulada por la propaganda republicana y se convirtió a nivel internacional en el epítome del terror fascista.
Sin embargo, el bombardeo de esta histórica villa vasca, por brutal que resultase, no fue una acción terrorista, ni un genocidio (como algunos dementes han llegado a decir), sino una típica acción de guerra; ni más, ni menos. Se puede argumentar que fue innecesaria, pero no que fue excepcional ni criminal. Guernica estaba muy cerca del frente, tenía fábricas de municiones y un puente de valor estratégico. Los incendios posteriores al bombardeo causaron la destrucción de gran parte de la ciudad y 126 personas murieron, sobre una población de unos seis mil habitantes.
Guernica no fue el único bombardeo de la guerra, ni tan siquiera el más letal. Ambos bandos antes y después, perpetraron acciones semejantes. Guernica fue elevada al mito de ciudad mártir por una hábil propaganda de los republicanos dentro y fuera de España, con la colaboración de varios periodistas extranjeros simpatizantes de su causa, como George Steer, corresponsal de The Times, que en su crónica, que dio la vuelta al mundo anglosajón, llegó a hablar de tres mil muertos.
La fragilidad del mito de Guernica y su manipulación con fines políticos queda en absoluta evidencia cuando comparamos este bombardeo con los que efectuaron las fuerzas aéreas anglosajonas durante la Segunda Guerra Mundial. Y no estoy hablando de los descomunales bombardeos estratégicos-terroristas de ciudades alemanas muy alejadas del frente, como Colonia, Dresde, Berlín, Hamburgo… Me refiero a bombardeos tácticos de ciudades y pueblos próximos a la línea del frente, bombardeos menos conocidos, pero más equiparables desde el punto de vista militar con el de Guernica.
Entre principios de junio y finales de julio de 1944, los aliados, después del exitoso desembarco en Normandía, se encontraron con una rápida respuesta alemana que formó un frente defensivo que se reveló, para desgracia de los anglosajones, más sólido de lo esperado y que impedía a las fuerzas desembarcadas progresar más allá de la frondosa región del bocage normando y abrirse camino hacia el este. Los británicos habían planificado tomar la señorial villa de Caen, capital de la Baja Normandía, con una población de sesenta mil habitantes, el mismo día D, el 6 de Junio. Pero no lo consiguieron y, a pesar de que la línea defensiva alemana estaba desplegada al norte de la ciudad y no en la ciudad misma,  decidieron bombardearla despiadadamente desde el aire y desde el mar, hasta reducirla por completo a escombros y matar a unos ocho mil habitantes. El 25 de Julio los americanos decidieron intentar la ruptura del frente alemán a través de la población de Saint Lo, de doce mil habitantes. Antes de ordenar el avance de las fuerzas de tierra, la aviación efectuó un bombardeo de alfombra que destruyó por completo la población y causó la muerte a 500 de sus habitantes. El 14 de Agosto la fuerza aérea norteamericana bombardeó Vimoutiers arrasándola hasta los cimientos y llevándose por delante las vidas de 200 civiles… Podríamos seguir, pero es suficiente. En todas estas poblaciones, el porcentaje de víctimas mortales civiles es muy superior al que se dio en Guernica. En total los angloamericanos mataron a más de cincuenta mil civiles en bombardeos tácticos sobre Normandía. ¿Pero alguien ha oído hablar de Saint Lo? ¿O de Vimoutiers? Nadie les pintó un cuadro y ningún periodista inglés o americano relató al mundo en aquel momento el alto precio que estas localidades normandas hubieron pagar por su liberación. Nadie ha acusado a los aviadores de la Royal Air Force o de la U.S. Air Force de asesinos genocidas. Y a diferencia del bombardeo de Guernica, que ha pasado a la posteridad como un crimen fascista, los bombardeos de Caen o Saint Lo, nunca serán tildados de crímenes demócratas.
Por eso, y entre otras cosas, porque existen los agravios comparativos insultantes, es justo reparar la ofensa que se ha hecho en Madrid a los aviadores alemanes de la Legión Cóndor. La guerra es cruel en sí misma y no puede ser que los mismos hechos tengan una calificación moral diferente en función de quién los haya cometido.

3 comentarios:

  1. Como siempre, magnífico, documentado y brillante. No solamente no hay nada que oponer, sino que tendría que ser de obligada lectura. Aparte el hecho en sí - ¿quien tiene interés en borrar hechos históricos?; me temo que sabemos la respuesta - está la cuestión, tan grave a mi parecer de las complicidades más interesadas.
    Hay que seguir denunciando, como hace el autor del artículo, todas estas renuncias y rendiciones.

    ResponderEliminar
  2. Los dementes, como bien dices Jorge, no recuerdan el bombardeo de Cabra efectuado por varios katiuskas de la aviación roja en 1938, en la que murieron prácticamente el mismo número de personas que en el de Guernica. Fue especialmente macabro porque las bombas lanzadas por los rojos fueron en el mercado de abastos, el cual estaba repleto de gente y sobre la calle Platerías, una de las más transitadas, por lo que el ataque, hablando "en cristiano", fue con mucha mala leche. La diferencia es que Cabra era una localidad completamente alejada del frente y sin ninguna importancia estratégica, a diferencia de Guernica, lo que no quita que este fuera duro también.

    Por último, decirte que de todos los blogs del patriotismo que he podido leer este es, con mucha diferencia, el de mayor calidad intelectual.

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, amigo Juan, por tus amables palabras. Poco más puedo decir... Sigamos en la lucha.

      Eliminar