No dejo de leer todo lo que puedo
acerca de la Historia de los entrañables judíos para mi inconclusa obra sobre
estos simpáticos sujetos.
Se trata de un estudio reciente,
premiado por instituciones judías y editado por la Universidad de Princeton. Evidentemente,
no estamos ante un ensayo sospechoso de antisemitismo. Sobre todo, porque la tesis
de este libro es muy del gusto de la judería. A saber, los judíos prosperaron
con un éxito muy superior a los demás pueblos desde la antigüedad porque,
después de la destrucción del Segundo Templo por las legiones de Tito en el año
70, el triunfo de la versión rabínica farisea sobre la saducea, impuso a los
judíos un modelo religioso basado en el estudio de la Torá y la Mishná (el
proto Talmud) lo que convirtió a los hebreos en una minoría alfabetizada en
medio de un mundo de campesinos analfabetos. La educación fue la razón de su
triunfo.
Es muy interesante la tesis que
sostienen de que la mayoría de los judíos rurales se negaron a enviar a sus
hijos a las escuelas rabínicas porque los necesitaban para ayudar en las
labores agrarias y que este cambio de paradigma en el judaísmo coincidió con la
predicación de San Pablo, que ofreció a las comunidades judías rurales de
Palestina y de la Diáspora un modelo relajado de “judaísmo”, el cristianismo,
que no les obligaba a enviar a sus hijos a las escuelas rabínicas. Según
Botticini y Eckstein la población judía se redujo de forma asombrosa desde
cinco millones y medio hacia el año 70 hasta poco más de un millón hacia el
650. En Palestina, por ejemplo, en ese mismo período, la población judía
(incluyendo a los “dudosos samaritanos”) bajó de un millón doscientos mil
individuos a poco más de cien mil. Y, sin embargo, en ese mismo período la
población cristiana aumentó más del doble. La única razón de este descenso fue
la conversión masiva al cristianismo.
Botticini y Eckstein echan por
tierra dos mitos clásicos de la historiografía judía, el primero, que los
judíos desaparecieron de Palestina por la represión romana y el segundo, que se
vieron obligados a dedicarse al préstamo por las restricciones que les
impusieron los gobernantes gentiles. Vayamos a esta parte, crucial porque, tal
y como yo siempre he defendido, es totalmente falsa.
¿Qué dicen Botticini y Eckstein
al respecto?
“Muchos fueros promulgados a comienzos del medievo (desde mitad del
siglo IX al siglo XIII) indican que los soberanos invitaban a los judíos a
afincarse en sus territorios para estimular el desarrollo de la artesanía y el
comercio (véase el capítulo 7). Como bien ha documentado Toch, los primeros
fueros medievales, y también las actas judiciales y los responsa rabínicos,
confirman que a los judíos de Europa se les permitía poseer tierras y que
muchos de ellos, sobre todo en Italia, el sur de España, el sur y el
centro-oeste de Francia, y Alemania, poseían campos, huertos y viñedos, y
transferían e hipotecaban propiedades bienes raíces. De haber querido, habrían
podido dedicarse a la agricultura, como la mayoría de la población de la Europa
medieval. Las restricciones al derecho de los judíos a poseer tierra empezaron
a aparecer en algunos fueros promulgados entre la Baja Edad Media y los
comienzos de la Edad Moderna, cuando los judíos ya llevaban siglos
especializados en los oficios artesanales, el comercio, el préstamo pecuniario
y la medicina. Dado que estas restricciones aparecieron siglos después de que
los judíos hubiesen abandonado la agricultura, es evidente que no sirven para
explicar por qué los judíos europeos emprendieron esas otras actividades y
destacaron en ellas.”
Así pues, resulta evidente que, como tengo escrito en mi
libro “Historia de los Judíos, esos tipos tan entrañables”, nadie obligó a
estos sujetos a dedicarse a lo que se dedicaron.
No obstante, siendo cierto que la muy superior alfabetización
de los judíos con respecto a las masas gentiles entre las que vivían les
facilitaba triunfar en el mundo de la especulación y la usura, no es menos
cierto, como también señalo en mi ensayo y, en esto no coincido con Botticini y
Eckstein, que su especial desprecio hacia los gentiles les ayudó mucho a
prosperar abusando de su ignorancia sin el más mínimo remordimiento. Como hasta
el mundo actual, en el que además, de la mano de sus aliados calvinistas, han
impuesto a casi todo el mundo, incluida la casi extinta cristiandad católica,
sus repugnante estilo de vida.
Gracias don Jorge por estos ultimos articulos tan esclarecedores.
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