El sábado 29 de Septiembre a las 13 horas, la Asociación In memoriam Juan Ignacio, junto con otras dos organizaciones patriotas, convoca un acto de desagravio a la
Legión Cóndor. ¿Por qué un acto de desagravio? Por la sencilla razón de que en
el cementerio de la Almudena de Madrid, en el que están enterrados ocho
aviadores de esta unidad, había una placa que decía en alemán: “Aquí descansan
los restos de aviadores alemanes caídos por una España libre”, y debajo, en
español: “Aviadores alemanes muertos por Dios y por España ¡Presentes!”. El
texto en español y el texto en alemán estaban separados por el emblema de la
aviación española, tal y como se aprecia en la fotografía.
El PSOE de Madrid instó
al ayuntamiento a retirar esta placa en cumplimiento de la Ley de Memoria
Histórica. Ante la pasividad del entonces alcalde Ruiz Gallardón, los
socialistas madrileños instaron a la embajada de la República Federal de
Alemania a que borrase los “ignominiosos” textos de la lápida. En Abril de este
año, la embajada alemana procedió a satisfacer la exigencia de los socialistas,
y la placa fue borrada.
Ahora, dentro de cinco
días, un grupo de patriotas españoles, ha decidido hacer un homenaje, un acto
de reparación, a estos aviadores alemanes que murieron en España para ayudar al
Ejército Nacional a derrotar al frente izquierdista-separatista.
La Legión Cóndor, para
la mayoría de la chusma indocumentada e intelectualmente perezosa y cobarde, es
decir, para la mayoría de los demócratas que por el mundo vegetan, es sinónimo
de una barbarie y de un terror que están perfectamente plasmados en el
bombardeo de Guernica, que Picasso supuestamente inmortalizó en su famoso
lienzo.
Dejando de lado la
polémica ya superada de las víctimas mortales del bombardeo, no más de 126
según los estudios más novedosos y fiables efectuados, incluso en el ámbito del
nacionalismo vasco, lo que resulta evidente es que esta acción en la que la
Legión Cóndor estuvo involucrada fue hábilmente manipulada por la propaganda
republicana y se convirtió a nivel internacional en el epítome del terror
fascista.
Sin embargo, el
bombardeo de esta histórica villa vasca, por brutal que resultase, no fue una
acción terrorista, ni un genocidio (como algunos dementes han llegado a decir),
sino una típica acción de guerra; ni más, ni menos. Se puede argumentar que fue
innecesaria, pero no que fue excepcional ni criminal. Guernica estaba muy cerca
del frente, tenía fábricas de municiones y un puente de valor estratégico. Los
incendios posteriores al bombardeo causaron la destrucción de gran parte de la
ciudad y 126 personas murieron, sobre una población de unos seis mil
habitantes.
Guernica no fue el
único bombardeo de la guerra, ni tan siquiera el más letal. Ambos bandos antes
y después, perpetraron acciones semejantes. Guernica fue elevada al mito de
ciudad mártir por una hábil propaganda de los republicanos dentro y fuera de
España, con la colaboración de varios periodistas extranjeros simpatizantes de su
causa, como George Steer, corresponsal de The Times, que en su crónica, que dio
la vuelta al mundo anglosajón, llegó a hablar de tres mil muertos.
La fragilidad del mito
de Guernica y su manipulación con fines políticos queda en absoluta evidencia
cuando comparamos este bombardeo con los que efectuaron las fuerzas aéreas
anglosajonas durante la Segunda Guerra Mundial. Y no estoy hablando de los
descomunales bombardeos estratégicos-terroristas de ciudades alemanas muy
alejadas del frente, como Colonia, Dresde, Berlín, Hamburgo… Me refiero a
bombardeos tácticos de ciudades y pueblos próximos a la línea del frente,
bombardeos menos conocidos, pero más equiparables desde el punto de vista
militar con el de Guernica.
Entre principios de
junio y finales de julio de 1944, los aliados, después del exitoso desembarco
en Normandía, se encontraron con una rápida respuesta alemana que formó un
frente defensivo que se reveló, para desgracia de los anglosajones, más sólido
de lo esperado y que impedía a las fuerzas desembarcadas progresar más allá de
la frondosa región del bocage normando
y abrirse camino hacia el este. Los británicos habían planificado tomar la señorial
villa de Caen, capital de la Baja Normandía, con una población de sesenta mil
habitantes, el mismo día D, el 6 de Junio. Pero no lo consiguieron y, a pesar
de que la línea defensiva alemana estaba desplegada al norte de la ciudad y no
en la ciudad misma, decidieron bombardearla
despiadadamente desde el aire y desde el mar, hasta reducirla por completo a
escombros y matar a unos ocho mil habitantes. El 25 de Julio los americanos
decidieron intentar la ruptura del frente alemán a través de la población de
Saint Lo, de doce mil habitantes. Antes de ordenar el avance de las fuerzas de
tierra, la aviación efectuó un bombardeo de alfombra que destruyó por completo
la población y causó la muerte a 500 de sus habitantes. El 14 de Agosto la
fuerza aérea norteamericana bombardeó Vimoutiers arrasándola hasta los cimientos
y llevándose por delante las vidas de 200 civiles… Podríamos seguir, pero es
suficiente. En todas estas poblaciones, el porcentaje de víctimas mortales
civiles es muy superior al que se dio en Guernica. En total los angloamericanos
mataron a más de cincuenta mil civiles en bombardeos tácticos sobre Normandía.
¿Pero alguien ha oído hablar de Saint Lo? ¿O de Vimoutiers? Nadie les pintó un
cuadro y ningún periodista inglés o americano relató al mundo en aquel momento
el alto precio que estas localidades normandas hubieron pagar por su
liberación. Nadie ha acusado a los aviadores de la Royal Air Force o de la U.S.
Air Force de asesinos genocidas. Y a diferencia del bombardeo de Guernica, que
ha pasado a la posteridad como un crimen fascista, los bombardeos de Caen o
Saint Lo, nunca serán tildados de crímenes demócratas.
Por eso, y entre otras
cosas, porque existen los agravios comparativos insultantes, es justo reparar
la ofensa que se ha hecho en Madrid a los aviadores alemanes de la Legión
Cóndor. La guerra es cruel en sí misma y no puede ser que los mismos hechos
tengan una calificación moral diferente en función de quién los haya cometido.
Como siempre, magnífico, documentado y brillante. No solamente no hay nada que oponer, sino que tendría que ser de obligada lectura. Aparte el hecho en sí - ¿quien tiene interés en borrar hechos históricos?; me temo que sabemos la respuesta - está la cuestión, tan grave a mi parecer de las complicidades más interesadas.
ResponderEliminarHay que seguir denunciando, como hace el autor del artículo, todas estas renuncias y rendiciones.
Los dementes, como bien dices Jorge, no recuerdan el bombardeo de Cabra efectuado por varios katiuskas de la aviación roja en 1938, en la que murieron prácticamente el mismo número de personas que en el de Guernica. Fue especialmente macabro porque las bombas lanzadas por los rojos fueron en el mercado de abastos, el cual estaba repleto de gente y sobre la calle Platerías, una de las más transitadas, por lo que el ataque, hablando "en cristiano", fue con mucha mala leche. La diferencia es que Cabra era una localidad completamente alejada del frente y sin ninguna importancia estratégica, a diferencia de Guernica, lo que no quita que este fuera duro también.
ResponderEliminarPor último, decirte que de todos los blogs del patriotismo que he podido leer este es, con mucha diferencia, el de mayor calidad intelectual.
Un saludo
Muchas gracias, amigo Juan, por tus amables palabras. Poco más puedo decir... Sigamos en la lucha.
Eliminar